Clásico/ca: De las definiciones que podemos encontrar de esta palabra en el diccionario, está claro cuáles se adecuan al adjetivo "clásica" cuando lo añadimos al término "escalada":
1.- Que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso.
2.- Típico, característico. Entendemos como clásico aquello que mantiene sus cualidades, su esencia, que no caduca ni pasa de moda.
Las dos definiciones del diccionario definen bien el término "escalada clásica" al referimos a una vía.
Vías clásicas y escalada clásica
Por definición, una vía clásica es aquella cuyo interés se mantiene en el tiempo, por cumplir en cierta medida los siguientes requisitos:1. Ser la más repetida.
2. Ser representativa del lugar.
3. Estar trazada de forma lógica y elegante, en un sector principal de la pared o pico en cuestión.
4. Ser la más fácil o de las menos difíciles. 5. Ser la primera o representativa de una época pionera.
6. Tener buena calidad de roca o no ser demasiado herbosa.
7. Estar desequipada, semiequipada o conservar un cierto carácter de compromiso que recuerde al original.
Salta a la vista que dichos factores guardan
cierta relación; y que el factor determinante es
el primero, pues el interés de una vía se mide
en repeticiones. Si se cumplen todos, nos encontramos
ante una gran clásica. Por norma
general una clásica reconocida es fácil pero al
menos tiene V, es lógica, elegante e histórica,
surca la parte principal de la pared, tiene tramos
de autoprotección o alejes; y tiene algún
pasaje difícil (que está equipado para A0 o Ae
y bien lavado).
Sobre cada uno de esos requisitos se podría
hacer un artículo interesante, incluso habilitar
un foro, aunque siempre estamos hablando de
lo mismo, el equipamiento. Quizás por estar
tan directamente relacionado con el compromiso
(con permiso de otros como roca, tamaño,
trazado o lejanía) y ser éste la vara de medir
la dificultad en este tipo de vías. O quizás más
bien porque el equipamiento habla de la capacidad
y la ética de los aperturistas o equipadores
o reequipadores o retroequipadores; y
en esto siempre hay un manjar para la crítica.
De dicho concepto de vía clásica se desprende
el concepto de escalada clásica, entendido
como tipo de actividad o disciplina de la escalada.
Pero este término es mucho más sutil
y engañoso. En principio hace referencia a la
escalada de vías clásicas, de modo que un escalador
de clásica, simplemente, es aquel que
colecciona vías clásicas. Pero si lo utilizamos
como disciplina, nos encontramos con que
no es tal, sino un pupurrí de disciplinas que
sí lo son (libre, autoprotección, artificial, vías
largas). Si lo fuese habría de tener un cuerpo
técnico específico, una graduación específica,
un entrenamiento específico y habrían especialistas
de la modalidad. Esto no ocurre. De
igual modo, si aplicamos el significado del adjetivo
clásico se ve que no es así.
Sin embargo, todos nos entendemos y tenemos
siempre en la boca tal término que designa
un tipo de escalada que requiere de ese
pupurrí técnico, mediante el cual se sale airoso
de aquel tipo de vías.
7 Vías clásicas representativas del Valle de Benasque
Una vez aclarado el significado de vía clásica,
vamos a vulnerarlo alegremente, como todo
el mundo. El Valle de Benasque en sí no es
un lugar especialmente fantástico para escalar,
salvo por la variedad de roca que ofrece
y su altitud y paisaje que confiere a sus vías
un carácter alpino. Hay grandes desniveles,
pero de ellos la mayor parte corresponde a la
aproximación, lo cual merma el interés de sus
vías para la comunidad escaladora, que gusta
de tener cerca la furgoneta. Aún así, la Cara
Sur del Pico Abadías quizás sea la pared de
granito más imponente de España, con permiso
de otras como la del Maupás o Malpás (mal
paso), también en este valle.
Dicha aproximación genera dos consecuencias:
• Una parece buena, y es que las zonas no
están masificadas en absoluto y gozaremos
de un ambiente mucho más “de montaña”,
normalmente solos en la pared.
• Otra no es tan buena, según se mire: salvo
las más famosas, las vías no se repiten estando
a menudo muy “sucias”, herbosas y
liquenosas; y las reseñas brillan por su imprecisión
e incluso por su ausencia.
Zonas como Perramó cuentan con todas (o
casi?) sus lineas abiertas pero sin reseñar, lo
cual cierra un círculo vicioso de no repetición
de las vías que las mantiene tan sucias como
el primer día…
Hay que destacar la labor de Luis Alfonso que,
con una primera guía completa del valle, ha
recopilado la información existente y ha puesto
un punto de partida sobre el cual trabajar en el
presente.
El jaleo se acrecienta con múltiples reaperturas,
pero sea como fuere, y aunque a veces
las primeras ascensiones se las apunten quienes
no fueron los primeros realmente, esperemos
que poco a poco la historia de la escalada
en el Valle de Benasque por fin se vaya escribiendo…
Vamos ahora a centrarnos en la selección de
vías que presento: de ellas, algunas son clásicas
o grandes clásicas en sentido estricto,
pues cumplen con todos los requisitos que
hemos visto. Otras son clásicas modernas:
en alguna zona hay vías nuevas más lógicas
o mucho más limpias que otras anteriores; o
simplemente más repetidas. Por ejemplo en el
Congosto de Ventamillo había vías anteriores,
pero muy selváticas, o más difíciles, o con otro
carácter que, en definitiva, perfilan la “Ternura”
como la clásica del sector, pese a ser bastante
nueva, (de hecho incluso acaba de ser reequipada
por sus aperturistas). En el pico Russell,
El Gran Diedro es bien nueva, así como La Autopista
de Pepín, de corte muy moderno.
Por supuesto las crestas también son vías de
escalada, pero se suelen tratar como una variedad
distinta.
Por último destacar que, si bien son todas las
que están, desde luego que no están todas las
que son, pues nos dejamos grandes vías e incluso
sectores sin tratar, que bien lo merecen,
por unos u otros motivos. En concreto merecen
mención otras zonas como:
-
• El Ampriu, por su accesibilidad, su excepcional
gneis y su aceptación popular; pero ya
tratado anteriormente en estos Cuadernos.
• El Circo de Tempestades: habiendo aquí grandes vías, no son muy clásicas porque nadie las escala.
• Paderna: curiosamente esta zona tampoco se transita, pese a su cercanía.
• Forcau.
• Etc.
El orden de presentación se ha hecho por dificultad general, de más fácil a más difícil, lo cual también admite discusión, pero en definitiva no es muy relevante.
Generalidades y consejos para la escalada clásica en la zona
Escalar en un ambiente de alta montaña es bonito. Es como una aventura mayor. (Quizás esto en realidad no sea así, hoy en día es más comprometida la escalada de aventura en cualquier otra provincia alejada de una base del GREIM). Pero en alta montaña el ambiente es más salvaje, más natural, el paisaje es soberbio y la naturaleza a menudo se muestra con su verdadera dimensión. Los conceptos de aproximación o vivac siguen teniendo sentido aunque el camino esté marcado y los vivacs estén preparaditos.Conocer la verdadera montaña salvaje en un sentido más estricto hoy en día sólo está al alcance de quien abre nuevos caminos, aperturistas o exploradores.
Volviendo a nuestro tema, para la escalada en terreno de aventura en alta montaña hemos de tener en cuenta ciertos detalles que se suman a los habituales y describo a continuación someramente:
• La importancia de llevar chubasquero se multiplica, aunque la previsión no sea lluviosa. De igual modo se multiplica la importancia de cada elemento de seguridad o protección (silbato, frontal, gafas de sol, protector solar, manta térmica, botiquín). Pero al tiempo hemos de prever con clarividencia que si lo llevamos todo quizás no podamos levantarnos del suelo.
• Salvo que conozcas bien la zona, lleva un mapa para la aproximación y un eventual retorno inesperado por esa vertiente que no conoces.
• El teléfono móvil cargado es importante. En algunos sitios no hay cobertura. Una emisora de 2m puede ser una opción. Los refugios guardados tienen sus emisoras siempre conectadas y el cuartel de la guardia civil también.
• Los clavos en alta montaña se aflojan. La gran oscilación térmica, tanto diaria como estacional, que sufre este medio es tan extrema que, de hecho, es un factor erosivo principal, que fractura la roca y afloja los clavos que la acuñan por dilataciones y contracciones sucesivas. Llevar un martillo ligero no sólo sirve para recolocarlos, sino también para limpiar fisuras y usarlo de piolet. Si llevas martillo, ya de paso puedes llevar algún clavo y protegerte con seguridad en lugares sin posibilidad para los fisureros. Además, los clavos en alta montaña a veces desaparecen… Si no llevas martillo, al menos comprueba el estado de los clavos y nunca les des el papel de seguro esencial de tu cadena de seguridad. Más fácil: refuerza las reuniones y mete seguros aunque hayan clavos.
• Otros elementos muy prácticos en montaña son las cintas largas para lazar grandes bloques o triangular seguros alejados, los cordinos para rapelar con machard, lazar puentes de roca y árbolitos o reforzar instalaciones de rápel viejas, un cepillo para limpiar las verdaderas selvas de liquen que a veces se encuentran y, sobre todo y los más importantes: sentido común y prudencia.
1 - Pico Russell 3207m - Cara Sur. “El Gran Diedro” (V, 250m)
El Gran Diedro no sólo se llama así por ser
grande, sino por ser un escándalo que hubiera
pasado inadvertido mientras se abrían otras
vías en el perímetro de este inmenso trapezoide,
incluso cerca. Luichy, mucho más curtido
por todas partes que yo, me decía durante
la apertura que lo disfrutase, pues me podía
asegurar que otro así no pillaría en la vida…
y siendo una vía nueva, ya cuenta con más
repeticiones que las demás, salvo alguna otra
muy repetida por tratarse del acceso normal a
algún tresmil secundario (es conocida la gran
afición por completar la lista de tresmiles).
Diedro gigante, con roca excelente y muy limpia
de roca suelta para tratarse de una escalada
sencilla y larga a tanta altitud. Es una vía
muy rápida, es fácil de localizar, el granito está
erosionado de tal forma que ofrece buenas
presas por doquier, la protección es fácil y las
reuniones están equipadas para rapelar, de
modo que podemos dejar mochilas y calzado
a pie de vía, y marcharnos por donde hemos
venido habiendo subido al Pico Russell de una
manera bonita, elegante y disfrutona.
Es aconsejable aproximar por el fondo del
pequeño valle del Ibón Chico de Llosás hacia
la cresta Sur del Russell; una vez en el circo
giramos a la izquierda en busca del evidente
diedro.
2 - Agujas de Perramó 2553m - “Travesía Directa de las Placas” o “Almarza” (V, 420m)
Una excursión a Perramó es como una lección
de geología. Este pequeño valle glacial, colgado
a su vez sobre el ya característico Valle de
Estós, nos ofrece en poco espacio todos los
elementos característicos del modelado glaciar
y periglaciar: un valle en artesa colgado de
otro, pulido por el hielo, con ibones, morrenas
y, sobre todo, de nuevo colgado, un precioso
circo en cuyo centro se yergue un espectacular
hörn (cuerno): Las Agujas de Perramó.
Es, en definitiva, un maravilloso vestigio.
Las “tres” agujas se disponen de Este a Oeste,
y se nos presentan como una sucesión de
inmensas planchas de granito joven de excelente
calidad, apoyadas unas sobre otras. La
cobertera de pinos llega justo hasta el circo,
por los 2400 metros de altitud, aunque algún
pino suelto encontramos hasta en la cumbre.
De este modo se avistan claramente al entrar
en el valle, tras superar el talud boscoso que
aísla este pequeño mundo pirenaico.
Dichas planchas conforman una especie de
espolón que presenta diversas paredes sucesivas,
algo tumbadas y fuertemente llamativas.
Justamente (con todo el sentido del adverbio)
fue José Murciano uno de los primeros ascensionistas,
junto con Fernando Chaverri.
Hasta ahora, las reseñas de las vías largas del
valle se encontraban en unos famosos archivadores
con fotocopias, que de hecho siguen
existiendo. Hay dos archivos “públicos”: uno
está en la Escuela de Montaña de Benasque,
y el otro ha dado unas vueltas hasta llegar al
Albergue del Run, donde actualmente hay una
buena colección de revistas y croquis en archivadores.
Cuando uno llegaba al valle, una
de las primeras ocupaciones era inspeccionar
dichos archivadores: el de hielo, el de roca, el
otro de variado… Y enseguida te dabas cuenta
de que entre los aperturistas que figuran hay
un local, o un enamorado de la zona, cuyo
nombre se repite una y otra vez en las reseñas
de aperturas de todas las paredes: José Murciano,
de Monzón.
Este escalador fue el primero en dedicarse a
escalar sistemáticamente todas las paredes
de la cuenca del Ésera. Lo hizo con tal éxito
que aún hoy sigue siendo sin duda el que
mejor ha conseguido tal objetivo como aperturista.
Una de sus vías más repetidas es esta
que presentamos, la Travesía Directa de las
Placas, también denominada Almarza, nombre
que le pusieron a posteriori: “Era un montañero
importante, quizás presidente de Montañeros
de Aragón de Zaragoza. Yo lo conocí
en Senarta, fue como hacerle un homenaje…”
(José Murciano).
Describo la variante de entrada llamada Totem,
más directa, repetida y evidente, si bien
la primera parte de la vía es transitable y, con
ello, trae un poco de jaleo a la hora de describirla.
La vía comienza justo a la derecha del
punto más bajo de la pared, en un minúsculo y oportuno prado. Subimos recto con tendencia
a la derecha en busca de un diedro tumbado y
perfecto con un clavo. Superamos sin grandes
dificultades la primera aguja por un sistema de
fisuras evidente, llegando a una cresta que haremos
por la derecha, por un muro tumbado y
fisurado fácil. Por terreno fácil llegamos al pie
de el muro principal. Una fisura con un pino
lo recorre por su centro. La escalamos (V) y
montamos reunión. Un sistema de fisuras sale
en diagonal a izquierdas y nos lleva a un hombro,
que forma un collado donde tenemos un
escape por el Sur (gran vira inclinada). Desde
aquí, un fácil diedro nos conduce a las rampas
finales (salida en ensamble para hacerlo en un
largo). Desde la cumbre, seguimos en dirección
opuesta a la subida para montar un pequeño
rápel de un pino (menos de 30 metros)
y volver bordeando las agujas por el Sur hasta
el punto de partida o, si no hemos de recoger
nada, al camino de vuelta.
3 - Fita superior de Pintrat 2598m - “Fisuras Divertidas” (V+, 275m)
La Fita Superior del Mall Pintrat sabe a Galayos. Granito verdoso de canto, con grandes feldespatos y nódulos, y bien de liquen. De lejos, desde la carretera de Cerler, se ve imponente y majestuosa, hay que ir allí a escalar. Sin embargo luego no presenta tanta pared como parecía, ésta se tumba y se convierte en cresta, su morfología se adapta a la empinada ladera de la que surge. Así nos encontramos con vías cuyas dificultades se encuentran en los primeros largos, que van convergiendo en una amable cresta, con una escarpada cumbre que por detrás sigue estando cerca del suelo.
A pie de pared hay tal vivac que merece la pena ir para más de un día, bien subir por la tarde para escalar la mañana siguiente, o bien para hacer alguna otra escalada, como los espolones del Sol y de la Luna, o las bonitas fisuras de la izquierda de la pared.
La vía comienza sobre la gran plancha que forma el vivac. Por las fisuras evidentes llegamos a un techo que superamos por la izquierda para montar reunión encima. Salimos de R1 en diagonal a la derecha para volver a izquierdas donde, al final de una repisa, encontramos un paso más difícil (V+) de difícil protección, pero que se puede estudiar bien para no hacer la trastada de caerse. A la izquierda unas fisuras nos llevan al diedro perfecto característico de esta vía. Escalar el diedro plagado de liquen o bien flanquearlo por el muro de su derecha, más limpio pero de peor protección (microfisureros). La pendiente cede y sólo nos resta una cresta fácil hasta la afilada cumbre. Para bajar hemos de buscar un rápel hacia el Norte y bordear la fita para volver al vivac.
4 - Maupás 3111m - “Cèrèza” (V+, 300m)
Esta vía sí que es una gran clásica en sentido
estricto. Histórica, estética, repetida y comprometida
aunque no difícil. Roca sorprendentemente
compacta de excelente calidad y paisaje
soberbio.
La gran muralla que el pico Maupás o Malpás
(mal paso) ofrece por su vertiente meridional,
sin vía alguna que no requiera escalada por
esta vertiente, está, por suerte, sumida en el
olvido. Esto se debe a su aislamiento, al fondo
del Valle de Remuñe, que está bastante al final
del Valle de Benasque. En la transitada cota de
los 3000 metros, este circo es de lo más bello
y salvaje del Pirineo. Semejante pared de granito
excelente no conoce la masificación, por
dicha lejanía. Una pista forestal o un acceso
fácil por Francia probablemente la llenaría de
gente de inmediato.
Esta vía no fue la primera de la pared, sino la
cuarta. La primera, de Jean Arlaud, Jean Escudier
y J. Pérez, data de 1931. Sin embargo,
esta vía es históricamente llamativa, pues en
1951, la cordada François Céréza y Paul Comet,
con toda la pared aún para ellos, y líneas
visualmente mucho más fáciles o evidentes
por abrir, se adentran en el monolítico escudo
central de la pared con mentalidad totalmente
moderna, actual, encontrando en él conceptos
como estética, dificultad y velocidad en la escalada…
Van con más de 20 años de adelanto,
incluso 30. Podemos leer la historia detallada
de la escalada en esta pared en la guía, incluso
admirar un fragmento de narración de la
apertura de la Céréza-Comet en palabras del
propio Comet. Si bien el estilo de la escritura
es antiguo y suena demasiado épico, rancio diría
yo, es bien interesante por lo ya remarcado,
por lo precoz.
Hoy en día, con la evolución de los materiales
(pies de gato y medios de protección), la dificultad
de esta vía reside en encontrar el itinerario
correcto. De hecho me constan abandonos
por parte de profesionales de la montaña,
alguno con cliente incluido. Al tratarse de un
escudo monolítico y de excepcional calidad de
roca para tratarse de una vía fácil en altura, no
es necesario martillo en absoluto. Reuniones y
pasos equipados. Daré unas claves de la vía
para dejar al lector sin excusa para no ir, pues
estamos ante una vía imprescindible, eso si,
muy expuesta en un tramo de IV grado.
El punto de ataque es bien evidente. Tomaremos
como referencia unos bloques que forman
un pequeño techo característico (como
tres cuadraditos) bajo el cual está R.1. Desde
el suelo cogeremos el diedro más grande
y evidente de los que hay con tendencia a la
derecha, que nos lleva a un pequeño hombro
herboso, ya casi a la altura de los techos. A la
derecha, descendiendo un poco, está la reunión.
Desde aquí, volveremos sobre nuestros
pasos al hombro herboso para tomar un diedro
evidente y tumbado en diagonal hacia la
izquierda. No abandonarlo hacia la derecha
(tentador) sino seguirlo hasta el final para salir
a una campa con un bloque lazado (reunión
opcional). Continuar verticalmente y bordear
un techo/diedro formado por un gran bloque
(posible también por el muro a su derecha)
para salir a una rampa, ya monolítica, en la
que montamos otra reunión. Desde aquí ascendemos
un poco pero sin irnos al diedro de
encima, con algún clavo y restos de embarques,
sino que antes de llegar nos vamos en
travesía a la derecha buscando lo más fácil,
y adentrándonos en el escudo que se intuye,
pero aún no se ve. Aquí empieza el tramo expuesto,
pero no temáis, que es cuarto de excelente
roca. En travesía llegaremos a unos
diedros ciegos. Coger el más evidente (el que
más arriba llega) y subir por él hasta el final,
donde nos podemos proteger con un par de
microfisureros (00, 0 ó 0.5) para dar un pasito
más difícil a la izquierda y colarnos en otro
canalizo, ya viendo la reunión a pocos metros.
Si te pareció difícil el paso, te aconsejo que
alcances primero el spit del siguiente largo y
te bajes a montar la reunión con el primer seguro
del siguiente largo ya puesto, para evitar
un posible factor 2. Sobre el spit está el paso
clave, un V+ de adherencia para alcanzar una
franja horizontal de buenas presas con un clavo.
Bajo éste hay un buen emplazamiento para
el alien amarillo (creo recordar). Ya está. Desde
esta franja podemos seguir dos caminos:
una fiesta de fisuras fáciles y gozosas por la
derecha; o un terreno más indefinido pero no
temible por la izquierda (verás una chapa).
Desde la cumbre, hacia levante veremos un
bloque cúbico con una cuerda fija que baja a
las instalaciones de rápel, bien montadas y sin
problemática.
5 - Pico Abadías 3271m - Cara Sureste “Directa” (6b, 275m)
El adjetivo con el que voy a denominar el Pico
Abadías es imponente. Imponente pared que
comparte dominio con la vertiente más imponente
del Pico Maldito, en un imponente circo,
de cuyo imponente ibón se despeña un imponente
río por un imponente desnivel. Por eso
no es majestuoso, sino imponente.
Tratándose sus escaladas de actividades perfectamente
realizables en un día, la inmensa
mayoría de las cordadas prefiere hacer noche
antes de acometer su empresa; y esto no es
sino por lo imponente del lugar. Por igual motivo
a todas se les plantea la misma vicisitud:
¿aproximar por Cregüeña, con tal inclinación,
o por Coronas, con esos neveros pendientes
y sombríos antes de llegar?. Lo hagas como
lo hagas, y escojas la vía que escojas, el Abadías,
brutal contrafuerte de la Maladeta, no te
dejará indiferente.
La historia de la escalada en este pico la escribió el prolífico escalador catalán Jordi Lluch, de modo que es bien justo que sea él quien la narre en la guía de escalada, con talento y desparpajo recomendables. Su “sistema Maladeta”, de seguro con ayuda de cierta tenacidad, se mostró tan eficaz que acaparó ostentosamente la mayoría de las aperturas en esta joya del Pirineo, de un modo del todo escandaloso.
Sobre el papel, la clásica del pico Abadías parece ser el Diedro. Pero al ser el primer largo común con la directa; y ser este el largo el más difícil de ambas vías, la estética del trazado se impone y la gente se decanta más por hacer la directa, que aunque en el croquis vuelva a marcar 6b en la salida, en realidad dicho último largo es notablemente más fácil. Tras el primer largo súper característico hay otro bonito largo de fisura (empalmable) que nos lleva a una reunión más cómoda, de donde nos vamos en travesía a la izquierda para hacer el Diedro. Para la directa seguimos recto, buscando una especie de espoloncito que sobresale de la pared, y buscando el terreno más evidente llegamos a otra cómoda reunión en dos largos (empalmables con salida en ensamble). Estamos a mitad de trayecto. Ahora hay varias opciones para el siguiente tramo, de frente o por la izquierda, al gusto, para ganar una especie de hombro poco definido. El trampolín ya está ahí… Buscar el camino más fácil para alcanzarlo por su derecha, primero con tendencia a la derecha y luego a la izquierda. Los pasos más difíciles son aislados y de buena protección. El trampolín marca el final apoteósico de la vía. Para bajar rapelando, normalmente se utilizan las reuniones de la misma vía (cuidado), teniendo en cuenta que la primera instalación está a la derecha en la salida de la Rainbow Warrior, o las de la Eterna Juventud (cuidado) bajando a la cresta de la izquierda.
6 - Congosto de Ventamillo Cara SE - “Ternura Congosteña” (6b, 210m)
No quería dejar fuera de esta selección alguna
vía del congosto por varias razones: por ser
la característica puerta de entrada al valle por
todos conocida y admirada, por poner alguna
vía en caliza que diera variedad; y por poner
alguna vía de carácter más vertical.
Pero en el Congosto no hay clásicas. Todo
lo que no es bien vertical o desplomado está
recubierto de una espesa selva húmedomediterránea,
pinchosa y urticante para más
señas. La primera ascensión de la pared principal,
como no podía ser de otra forma, fue a
cargo de José Murciano, que la atacó como
es lógico por el inmenso diedro que forma el
descomunal bombo con el resto de la pared,
buscando el terreno más evidente que es su
cara derecha. Los tiempos cambiaron y unos
guías locales equiparon y limpiaron una línea
más directa y más ceñida al diedro. La llamaron
Ternura Congosteña.
La vía acaba de sufrir un reequipamiento por
parte de sus responsables, ya que estaba algo
raro en un principio, con las chapas bastante
a desmano. De cualquier manera es la clásica
del congosto, y sus dos diedros espectaculares
bien merecen la pena.
Desde el párking que hay bajando por el congosto,
justo antes del túnel, por la carretera río
arriba enseguida encontramos una pasarela
nueva que cruza el río. Por ella accedemos al
camino que bordea por debajo la pared principal.
Pronto, una senda poco visible sale a
la izquierda para llevarnos a las vías. En la
base de la pared buscaremos el primer diedro
de nuestra vía tomando como referencia el
inmenso diedro de salida. Éste se encuentra
un poco a su derecha, obviamente debajo. La
nueva línea reequipada va un poco más a la
derecha que la anterior, que subía recto hacia
el diedro, por un terreno más lógico y más parecido
a la vía del Murciano. Seguirla es bien
fácil, aunque escalarla no tanto. Aunque tenga
chapas, no nos vendrá mal el juego de fisureros,
el de aliens y el de camalots. Saliendo de
la vía a la derecha están los rápeles, que no
conviene empalmar pues las cuerdas se enganchan
con facilidad.
7 - Fita Inferior de Pintrat 2428m - Cara Sur. “La Autopista de Pepín” (7a (6a/A0), 610
Esta pared es un terreno de juego excelente
para practicar escalada clásica. Buena roca,
buena orientación, corta aproximación, gran
paisaje y cierta discontinuidad que nos ofrece
múltiples escapes y combinaciones. Lo tiene
todo para ser muy frecuentada. Sin embargo
no lo es tanto, seguramente por la incierta información
que se tiene de ella. Aunque ya ha
sido tratada concretamente en algún medio y
en la guía vigente, las reseñas no están claras
y por eso sólo se transitan vías concretas. Las
vías más repetidas son vías modernas de las
cuales se tiene más información y que tienen
más o menos chapas que nos facilitan la “navegación”.
Apartándome un poco del criterio de número
de repeticiones, he seleccionado esta vía
por varios motivos: excelente roca, algunos
parabolts, cierta proyección mediática, grado
medio con un pasito típico… En definitiva se
repite bastante y es bien representativa de la
escalada en el lugar.
La vía enlaza tres paredes y una rampa somital. El ataque se hace a la derecha del punto más bajo de las Losas de Remuñe, la pared tumbada que hay bajo la Fita propiamente dicha, por una fisura desequipada de 6a fácilmente evitable por la derecha. Salimos a una campa y hacia la izquierda encontramos un pequeño diedro marcado. Superado este, hacia la izquierda, hemos de atravesar un torrente en busca del gran escudo tumbado, cortado en su mitad por una barrera más vertical. siguiendo los parabolts llegamos a las gran faja diagonal que da paso a la Fita Inferior del Pintrat, en sentido estricto. cruzar la faja recto y bordear la pared a la derecha buscando la vía, un sistema de fisuras cortado por un lomito con parabolt. Dicho lomo es el aislado paso de 7a (A0) y el sistema de fisuras nos conduce a un diedro escalonado y desplomado a la derecha de un techo cuadrado gigante. Este tramo es una maravilla, del diedro salimos a una fisura ancha que por suerte ya se tumba y, poco a poco, alcanzamos una campa somital, desde donde la vía aún aprovecha la zona rocosa más escalable hasta la misma cumbre. Descenso: andando, desde la cumbre bajamos al collado de detrás, donde tenemos dos opciones. A la derecha cómodamente podemos bajar por el Valle de Gorgutes hasta la carretera. A la izquierda, bordeando la Fita y bajando por la faja hasta el final (más delicado y con posibles embarques no muy graves) volvemos al pie de las Losas de Pintrat. Como es obvio, el descenso por Gorgutes exige llevarlo todo puesto.